La Rinconada de Lorenzo es un veterano restaurante zaragozano que, como todos, se ha visto obligado a cerrar sus puertas ante el estado de alarma. Uno de sus propietarios, Óscar Navascués, nos cuenta cómo están viviendo estos días.
-¿Cómo estáis afrontando esta situación?
Un poco preocupados porque esto ha supuesto la pérdida de 400 o 500 reservas que teníamos ya hechas. Nosotros cerramos el sábado, y lo teníamos lleno, tanto ése como el siguiente sábado. Si vamos a estar así un mes o más, es mucho tiempo, y tendremos que ver qué pasa con las reservas que tenemos para comuniones.
Realmente estamos tranquilos porque sabemos que, aunque después estemos seis meses mal, con esfuerzo de todo se sale porque la gente tendrá ganas de salir y volverá a los restaurantes. Pero, claro, la preocupación se nota entre los trabajadores.
-¿Cuántos empleados tenéis?
Catorce. Ya hemos hablado con ellos y están de acuerdo en que hagamos un ERTE. Queremos que cuando acabe el estado de alerta vuelvan todos.
-¿Qué pérdidas os ha supuesto?
Pues sólo hay que multiplicar las reservas perdidas por el precio del menú… Pero, claro, hay que tener en cuenta muchos factores: el pago a proveedores, la materia prima almacenada… Algunos compañeros dicen que no saben si podrán volver a abrir después de esto. Supongo que tendremos alguna ayuda para el sector.
Esta era una temporada buena, con los congresos, las ferias, la Semana Santa… y luego las comuniones. Y, claro, después pasaremos unos meses malos.
-Hablabas de la materia prima almacenada. ¿Qué habéis hecho con ella?
Lo más urgente nos lo repartimos entre la familia. Yo paso por el restaurante cada tres días y reviso si está todo bien.
-En estos días de incertidumbre, ¿cómo habéis resuelto las dudas?
Estamos en contacto continuo con la Asociación de Restaurantes y nos están ayudando mucho.