Para HORECA Zaragoza, el problema en hostelería no es de salarios ni de condiciones laborales, sino que se debe a un desajuste estructural provocado por la falta de personal y de formación adecuada para hacer más atractivo al sector, en especial entre los más jóvenes
Los empresarios recuerdan la necesidad de concretar la puesta en marcha de una nueva Escuela de Hostelería en la capital aragonesa que supondría una solución para ajustar la oferta formativa a las oportunidades que ofrece el mercado laboral de la restauración en nuestra Comunidad Autónoma
Zaragoza, 26 de mayo de 2022. En octubre del año pasado, las asociaciones de empresarios de hostelería y las organizaciones sindicales representativas del sector en Zaragoza y provincia firmaron el convenio colectivo a través del cual se regulan las condiciones laborales y salariales por los que se regirá el sector en los próximos años. Este acuerdo entre sindicatos y empresarios, al igual que los producidos en años anteriores, ha permitido alcanzar el nivel de excelencia y la calidad del sector hostelero y de la industria turística de la capital aragonesa y su provincia, que se pone de ejemplo en otras Comunidades Autónomas por su capacidad de diálogo y su nula conflictividad laboral. El salario mínimo que se refleja en este acuerdo supera al salario en trabajadores equivalentes en otros países como Alemania, Reino Unido o Italia.
Con cifras, la actividad económica de la hostelería presenta un salario anual, en cómputo global, por debajo de la media, aunque hay que subrayar que estos datos no tienen en cuenta una diferenciación entre tipos de jornada, ni cualificación profesional, ni estructura por categorías profesionales. Sin embargo, se asimilan a las mismas categorías profesionales, niveles de formación y condiciones socioeconómicas respecto a otros sectores de la economía española. Más en concreto, el salario medio de la Hostelería en la provincia de Zaragoza es de 1.593,78€ brutos al mes, 19.125,36€ anual (exactamente igual que el de Oficinas y Despachos y ligeramente superior al de Comercio Textil que no alcanza los 1.300€ brutos al mes, por citar algunos ejemplos).
Además, tal y como se refleja en el convenio colectivo al que se ha hecho referencia con anterioridad, estos salarios se irán incrementando según lo pactado con los representantes de los trabajadores, a través de las organizaciones sindicales del sector. Así, de la comparación de los salarios por hora trabajada de los empleados en la hostelería se deduce que la retribución media en España en las posiciones de base se encuentra por encima de la media europea y de la mayor parte de países europeos, teniendo en cuenta las diferencias en el nivel de vida.
Con respecto a las condiciones laborales, las organizaciones empresariales de Hostelería condenan con dureza las malas prácticas pues consideran que, además de suponer un abuso contra el trabajador, suponen una competencia desleal hacia la mayoría de empresas del sector que cumple la normativa laboral. HORECA Zaragoza aclara en este punto que temporalidad o jornada parcial, que es algo que acompaña al empleo de este sector, no es sinónimo de precariedad o falta de calidad del puesto de trabajo. Si un contrato de pocas horas enmascara un abuso por parte de la empresa con una jornada laboral extendida en el tiempo que no se corresponde con el contrato, debe denunciarse porque no se ajusta a la legalidad y es un abuso, y por supuesto, que es precariedad, además de suponer una competencia desleal para la mayoría del sector. Pero aquel que libremente se ajusta a unos horarios de trabajo que son propios de la actividad, y que incluso le permiten compatibilizar con otros trabajos, con estudios o con el disfrute de su tiempo libre, no debe percibirse como precariedad sino que, al contario, permite incluso una riqueza de flexibilidad. Países Bajos ha hecho de este tipo de jornadas una fortaleza aumentando las tasas de actividad general de la población y maximizando las opciones de empleo a la vez que hace una sociedad más próspera porque amplía el número de contribuyentes.
Por lo tanto, el problema no son los salarios ni las condiciones laborales. La falta de mano de obra en Hostelería es una cuestión compleja que tiene diferentes causas y que viene siendo un problema de carácter estructural en toda España en los últimos 20 años. El sector hostelero no es el único afectado, otros sectores económicos ubicados en medios rurales, España de interior, zonas envejecidas y actividades con fuerte temporalidad, también encuentran el mismo problema.
Para la Federación de Empresarios de Hostelería de la provincia de Zaragoza, reducir un problema serio y estructural del sector a solo un factor es, cuando menos, irresponsable. HORECA alerta del peligro que supone asociar, sin ninguna prueba objetiva, al sector hostelero a bajos salarios y malas condiciones laborales para el buen funcionamiento del sector, del que dependen miles de profesionales, sus familias y sus trabajadores.
Posibles soluciones
Durante la pandemia del Coronavirus, el sector ha sufrido la peor crisis de su historia en tiempos de paz y muchos negocios han tenido que cerrar sus puertas definitivamente. Aún así, y a pesar de las dificultades, los hosteleros comienzan a recuperar sus niveles de actividad de antes de la crisis. Se trata de un proceso lento y que presenta serias dificultades, entre ellas el alza de las materias primas y los combustibles y que, además, se ve agravado por la falta de personal cualificado que hace casi imposible cubrir las plazas demandadas por los empresarios del sector.
Así, el sector ha doblado prácticamente en los últimos 20 años los empleos (ha pasado de 1 millón de empleos en el año 2000 a 1,8 millones de trabajadores que llegó a haber en 2019), mientras que la incorporación de jóvenes al mercado laboral es más de un tercio inferior a hace 20 años, con una pirámide poblacional cada vez más envejecida.
En ese sentido, es importante tener en cuenta también los graves desajustes entre oferta formativa y oportunidades del mercado laboral, así como la baja aceptación de la Formación Profesional entre las familias españolas, que viene a agravar este problema. Para la Federación de Empresarios de Hostelería de la provincia de Zaragoza, es necesario y urgente una apuesta mayor por la formación profesional y la apuesta por los oficios, que son una opción minusvalorada en nuestro sistema educativo. En este sentido, recuerdan la conveniencia de concretar con carácter urgente la puesta en marcha de una nueva Escuela de Hostelería en la capital aragonesa que supondría una solución para ajustar la oferta formativa a las oportunidades que ofrece el mercado laboral de la restauración en nuestra Comunidad Autónoma.
Asimismo, HORECA Zaragoza considera fundamental mejorar el servicio de intermediación de los sistemas de Empleo Público. Cuando un recién desempleado se inscribe como demandante de empleo se le ofrecen opciones para su contratación. Entre las distintas opciones se incluye la hostelería, sin tener en cuenta la formación, experiencia laboral, disponibilidad o aptitud del demandante. Esta cuestión genera una “falsa realidad” marcando unos niveles de desempleo para el sector que no son los reales y comenzando una distorsión a la hora de tomar la decisión, como la autorización de contingentes de trabajadores extranjeros o el fomento de la movilidad geográfica del trabajador en España.
En esta línea, para las asociaciones empresariales del sector es urgente resolver una serie de rigideces en el mercado laboral, auspiciadas por la fragmentación del mercado interno en 17 mercados laborales, que plantea toda una serie de problemas como la falta de políticas activas favorecedoras de la movilidad geográfica, la rigidez en el mercado de la vivienda y la nula oferta de viviendas dignas para los trabajadores que se ganan la vida con la participación en temporadas consecutivas. También, la necesidad de establecer sistemas asistenciales y políticas pasivas que fomenten la vuelta a la actividad y el reciclaje profesional, así como la mejora de formación destinada al reciclaje profesional y dirigida a potenciar la agilidad para la reconversión profesional en actividades económicas que no tienen continuidad.